Nos cuenta Estrabón que los primeros navegantes griegos que llegaron a Iberia fueron los rodios, allí por los años 776 aC. Tras una larga travesia, y una vez superado el temible Cap de Creus, entraron en el puerto natural de Roses para desembarcar y establecer la primera colonia griega.
De Rhodes, la isla de las rosas, trajeron la cultura, nuevas costumbres y nuevas formas de llevar a cabo realciones e intercambios. Un invento griego, la dracma, revolucionó el comercio por todoel Mediterráneo y, desde Roses, se expandió por la nueva zona, y ello gracias a la encuñación de una moneda propia, de plata
o de cobre. La dracma rosense tenía grabada, en una cara, una diosa y la palabra Rodeton (los de Rhodes). En la otra cara, se podía ver una rosa vista desde una perspectiva muy original, desde abajo.
Con el paso de los años, el topónimo griego Rhodes se convertió en Roses.
La rosa, muy presente en el imaginario griego, hallaba así un lugar donde establecerse, enraizarse y encontrarse como si estuviera en casa.
Con estos antecendentes, había excusa suficiente como para llevar a cabo un programa de hermanamiento entre las dos ciudades. Rodos. Roses. En 1997 una expedición de rosenses se desplazaba a la isla madre para realizar la primera parte del simbólico acto. En julio del 2000 se pudo formalizar el final en el recinto de la Ciutadella de Roses. Justo donde los navegantes rodios establecieron su primera colonia.
